Las manifestaciones clínicas van a depender
de la magnitud de la anemia, de la velocidad con que se desarrolló y de la
existencia de enfermedades asociadas. Se producen como consecuencia de los
mecanismos de adaptación, que tratan de aumentar el transporte de oxígeno a los
tejidos.
Si bien en muchos casos puede no producir
síntomas, comienzan frecuentemente con desgano, debilidad y cansancio
progresivo. Aparecen palpitaciones, falta de aire e intensa sudación con el
ejercicio. También es común cambios en el carácter con irritabilidad y
disminución de la libido. Pueden referir falta de concentración y memoria para
los hechos recientes. Si el cuadro se instala bruscamente puede aparecer
insuficiencia cardíaca o agravarse una ya existente. Los dolores de cabeza,
mareos, vértigos y calambres en las pantorrillas, son síntomas frecuentes que
motivan la consulta de estas personas. Algunas refieren malestar abdominal, con
dolor y pesadez luego de las comidas.
Un hecho característico es la palidez de la
piel y las mucosas, por la disminución del flujo sanguíneo en la piel para
redistribuirlo a órganos más nobles (cerebro, corazón y músculos).