La anemia puede definirse como la disminución de los glóbulos rojos de la sangre o de su contenido de hemoglobina, la que resulta insuficiente para el normal transporte de oxigeno a los tejidos.
Las anemias pueden clasificarse teniendo en
cuenta diversos aspectos, pero una de las más utilizadas es la que considera
las causas de la misma; dividiéndolas en regenerativas (la médula ósea conserva
su capacidad para producir los elementos de la sangre) y arregenerativa (donde
la médula ha perdido dicha capacidad). Dentro de las regenerativas encontramos
las anemias por pérdida sanguínea (hemorragias, grandes pérdidas menstruales en
las mujeres, etc.) y las denominadas anemias hemolíticas, por destrucción de
los glóbulos rojos. Las arregenerativas se producen por alteraciones en las
células madres progenitores de la médula ósea, fundamentalmente por déficit de
hierro o de vitaminas o una dificultad en la utilización de los mismos, como
ocurre en las enfermedades de larga evolución.